Rodeada por el desierto, con un brillo único, Hermosillo es una ciudad maravillosa: combinación perfecta de naturaleza, tradiciones y modernidad se ha colocado como una de las urbes más habitables en el país, ¿quieres saber más de ella? Descubre Hermosillo de la mano de Guardabox.

Conocida como la Ciudad del Sol, la capital de Sonora se ubica a 107 kilómetros de la costa del golfo de California y a 287 de la frontera con los Estados Unidos, está posicionada como una de las más competitivas, además de ser cabecera de su municipio homónimo.
Despejados cielos la mayor parte del año, cuenta con modernas vías de comunicación, una vasta oferta laboral, educativa y cultural y hoy, es habitada por cerca de un millón de personas. Con una fuerte economía diversificada: agricultura, pesca, ganadería, se suman a una industria de servicios y manufactura que continuamente se expande y fortalece: en los años 80´s la instalación de una Planta Ford impulsó aún más su crecimiento y poco a poco, con base al trabajo y empuje de sus habitantes, Hermosillo es hoy una de las ciudades más competitivas de nuestro país.

Es una moderna metrópoli pero no por ello olvida a sus etnias originarias, todo lo contrario, su presencia continúa influyendo de manera contundente el diario acontecer de la región. El respeto por la naturaleza, por las tradiciones, es parte de la mentalidad de los habitantes de Hermosillo.
¿Su clima? Para que mentir: muy seco y muy cálido, durante el día la mayoría de sus habitantes se guarda y es por la tarde/noche cuando la ciudad está en su verdadero apogeo, vibrando.
Urbe pujante, hay tantas cosas que Hermosillo tiene, así que hoy descubre Hermosillo con Guardabox.
En un inicio, cuatro etnias poblaron la región: yaquis, seris, tepocas y pimas bajos, cuando la Conquista española se extendió al norte del país, alrededor del año 1700, justo en la confluencia de los ríos Sonora y San Miguel Horcasitas fue fundada Villa del Pitic, un asentamiento que buscaba contener a los pueblos originarios, proteger los nuevos pobladores y propiciar la llegada de más.

Desde un inicio, la riqueza natural permitió el desarrollo y bienestar de los asentamientos, los pueblos originarios lo sabían, y pronto, lo sabrían los españoles que comenzaron a poblar la región. La tierra fue generosa para todos y Villa del Pitic fue creciendo a lo largo del siglo XVIII, así, para cuando el movimiento independentista triunfó, en 1827, la ciudad ya contaba con alrededor de 8 mil habitantes que se habían ido estableciendo sin ningún tipo de orden, de forma dispersa, en esa amplia comarca.
Tierras fértiles, la agricultura, la pesca y la ganadería se convirtieron en fuente de riqueza. En 1828, el gobierno le otorga su carácter formal de ciudad cambiando su nombre de Villa del Pitic a Hermosillo.
Hermosillo lleva su nombre en honor de un general jaliciense de las tropas de Hidalgo: José María González Hermosillo, quién fue encomendado por el cura a expandir la causa de la Independencia al norte de México. Tristemente, los españoles de la región no estaban interesados y, en una batalla ocurrida en Sinaloa, muere. Así que Hermosillo debe su nombre a un hombre que jamás pisó su territorio.

Como estado, Sonora fue fundado poco después, en 1831 y, de inmediato, Hermosillo fue nombrada capital, aunque no quedó confirmado de manera definitiva hasta casi un siglo después, en 1917, cuando se convirtió permanentemente en la sede de los poderes estatales.
El paisaje es así: abierto, cielos despejados, el desierto se expande hasta que se abre hacia el océano y en medio de dos ríos: Hermosillo, una ciudad moderna que en el corazón conserva su historia.
Como muchas ciudades mexicanas, el centro de Hermosillo ha sido testigo de su evolución; de ser un pequeño poblado de casas de adobe, rodeadas de árboles de naranjo, ha crecido para ser uno de los centros políticos, económicos y culturales más importantes de la región.

La Plaza Zaragoza y la Plaza Bicentenario son los puntos de partida desde donde se puede comenzar a recorrer Hermosillo, sí es que se trata de descubrirla, aquí se encuentran algunos de los edificios más emblemáticos: la Catedral Metropolitana de Nuestra Señora de la Asunción, construída en el siglo XVIII, mezcla los estilos barroco, neoclásico y neogótico, un edificio de 30 metros de altura que sigue imponiendo a quien lo visita.
De cara a la impotente Catedral color crema se encuentra el Palacio de Gobierno, de construcción más reciente, tiene un estilo neoclásico porfiriano. Una pequeña caminata y se llega a la Capilla de Nuestra Señora del Carmen, construcción de estilo gótico con toques clásicos que atrae de manera obligatoria a quien habita o visita la ciudad.

Recorrer el primer cuadro de Hermosillo es una de las mejores actividades que puedes hacer para saborear la esencia de la ciudad, sin embargo, tenemos que advertirte: el calor te mata si haces este recorrido al mediodía, el mejor tip que se puede dar a quien visita o piensa mudarse a Hermosillo es que aprendan a disfrutarla al caer la tarde, es su mejor momento.
Edificios antiguos a dónde voltees y un plus, muchos de ellos son hoy, museos: el Museo de las Culturas Populares e Indígenas de Sonora o Casa Hoeffer o el Museo Regional de Sonora, ubicado en la Antigua Penitenciaría, que fue una de las cárceles más modernas del siglo pasado, hoy sólo cuenta con dos salas abiertas al público y para visitarlo completo tienes que hacer reservación, checa aquí toda la info.
Para los amantes del arte contemporáneo, el museo más grande de la ciudad es perfecto: MUSAS (Museo de Arte de Sonora) es un impresionante recinto de cuatro niveles donde se exhibe arte regional, nacional e internacional, además de ofrecer una vasta agenda cultural compuesta de conciertos, ciclos de cine y muchos otros eventos.
Y muy cerquita del MUSAS, otro sitio único: la fachada de la Iglesia de Batuc en la Plaza de los Tres Pueblos, un homenaje a todas las personas desplazadas para la construcción de la Presa del Novillo, dónde hoy en día, aún, se pueden ver sus ruinas.

Villa de Seris: Pueblo Mágico es, quizás, en donde más se respira lo que debió de ser la vida colonial en Hermosillo.
Molino de la Fama: punto escondido a visitar, es por el paso de vías del tren antiguo.
Estadio de Sonora: hogar de Los Naranjeros de Hermosillo, orgullo sonorense.
Tren turístico por el Boulevard Miguel Hidalgo: perfecto para las tardes.
Como ya lo mencionamos, Hermosillo está entre el desierto y el agua, un enclave que permite disfrutar de muchos y maravillosos entornos naturales.
Para empezar, el Cerro de la Campana, sitio perfecto para contemplar a lo largo y ancho la ciudad, debe su nombre al sonido que hacen sus rocas al chocar entre ellas y es perfecto para caminar o andar en bici.
Al sur de la ciudad, se encuentra el Centro Ecológico de Sonora, un espacio mágico para la conservación de la flora y fauna sonorense y donde se puede disfrutar de un día perfecto al aire libre con amigos y familiares.

A sólo 107 kilómetros de Hermosillo, el refugio del pueblo seri: Bahía de Kino, ubicada en el litoral sonorense, sus blancas playas y azules aguas le han ganado el nombre de La Perla del Mar de Cortés. Esta bahía es el punto obligado los fines de semana pues es realmente muy rápido llegar, aquí puedes comer delicioso, visitar el Museo de la Cultura Seri, caminar por su muelle, practicar buceo, pesca, tumbarte en la playa, recorrer el pueblo y avistar las numerosas aves que sobrevuelan los cielos.
Y de Bahía de Kino, se puede partir hacia la isla más grande de México: la Isla Tiburón, una reserva ecológica donde habitan más de 200 aves marinas y terrestres además de reptiles, anfibios e infinidad de peces en sus manglares y que es regida por los usos y costumbres de la cultura seri, quienes, como guardianes y protectores de este territorio que consideran sagrado, te permiten acercarte de manera respetuosa a sus maravillas, tanto naturales como culturales.
La carne asada marinada con cerveza, por supuesto, pero no sólo eso, la gastronomía sonorense es sumamente rica y está compuesta por una gran variedad de platillos con ingredientes marinos: aguachiles, ostiones, pescados fritos, todo fresquesito, recién salido del Golfo de California.

Chimichangas, burritos con machaca y frijol, la famosa “gallina pinta”, un caldo de chamorro harto popular entre los oriundos, lo mismo que el “caldo largo sonorense” de pescado, jitomate, verduras, chile guajillo y otras especias y los famosos Dogos de la Uni, carritos posicionados a las afueras de la Universidad de Sonora que ya son punto obligado para “echar algo de rápido”.
Para brindar el Bacanora, el destilado de agave con denominación de origen de Sonora. Para el postre: las famosas Coyotas, una mezcla de galleta y pan con distintos rellenos: piloncillo, cajeta, jamoncillo, membrillo, dátil, piña, frambuesa y muchos otros sabores.
Dice el dicho:
Ir a Sonora y no probar una coyota es cómo no haber ido
Y para cenar, muy recomendado el Parque La Ruina, un espacio espectacular; inmensos y viejos graneros reciben a los visitantes y les ofrecen una gran variedad de restaurantes y actividades al aire libre, incluyendo un skate-park, el mejor sitio para acudir de noche.

Como puedes ver, Hermosillo y sus alrededores son ricos: maravillosas expresiones de la cultura mexicana, combinación de tradición y modernidad que ofrece a sus habitantes una calidad de vida muy alta, a sus visitantes miles de lugares para crear recuerdos que durarán toda la vida.
En caso de que tengas un negocio o habites Hermosillo, no olvides que Guardabox es la mejor opción de autoalmacenaje de la región, checa todos los detalles de nuestra sucursal.
Y sí andas buscando otros sitios que conocer dentro de nuestro maravilloso país, te dejamos algunos de los secretos de Mérida que tienes que saber.
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